Empiezo

Desde siempre me ha llamado la atención el hecho de hacer bolillos, más que los propios encajes. Ese intrincado mundo de alfileres, cientos de bolillos y ágiles movimientos de mano apenas comprensibles, me parecía un universo imposible de entender.

Por eso, quizás, ha sido una expresión muy mía esa de "tener hacer encaje de bolillos" cada vez que algo se te complica y tienes que hacer virguerías para cuadrar algo.

Así que me voy a quitar esa espinita y voy a comenzar a aprender a hacer bolillos. Me he apuntado a un curso de dos horas semanales. A ver qué tal, todo sea que desesperada, desista al primer mes o que me enganche y en unos años consiga hacer yo ese precioso sonido del repiqueteo de los bolillos al ser movidos por manos expertas.

De momento, ¡empiezo con mucha ilusión!